Hace unas semanas me envió Georgina un enlace muy
interesante que desencadenó toda una reflexión, quiero compartir con
vosotros… El artículo en cuestión se titulaba “Cómo controlar el miedo escénico”, y sus consejos me parecieron muy prácticos. No en vano
estaban escritos por una pianista experimentada y de gran formación. Sin
embargo, había una mención a mi admirado amigo Glenn Gould, que me incomodó,
pues se afirmaba que “abandonó prematuramente los escenarios por su miedo a
cometer errores”, cosa que está muy lejos de lo que en su día él mismo explicó,
y que me consta tiene poco que ver con su forma de entender la interpretación.
Haciendo mención de esta salvedad, recomendé es artículo
a mi hija Claire por si le servía a para animar a mi nieta Pat, que estudia
piano, y estaba un poco nerviosa porque tenía una audición en esos días. A
Claire que es profesora de Universidad le interesó el artículo, y a su manera
pudo ayudar a Pat con algún comentario. Pero, Claire quiso sobre todo saber más
sobre Gould y su salida de los escenarios y entonces cayó sobre otro artículo
que me hizo llegar, “Glenn Gould predicts Mash-upCulture in
1969”. Glenn era un tipo increíble. Ignoro si alguna vez sentiría miedo, yo
no lo percibí nunca y menos miedo a los errores. Tenía demasiado claro cómo quería
vivir y exprimir todo su talento, el mensaje que quería dejar y cómo quería
dejarlo. Abandonar los escenarios por los estudios de grabación le permitió
llevar a cabo proyectos precursores, casi visionarios desde la mirada actual. ; font-size: 11pt; line-height: 150%;">Al final
del artículo, una frase impactante y aclaratoria: “And I think that the only
value I have as an artist–the only value most artists have, whether they
realize it or not– is their particular isolation from the world about which
they write, and to which they hope to contribute.”
Tras
mi lectura del artículo se lo hice llegar a Georgina, y ella me regaló entonces
otra cita, no ya sobre el gran Glenn, sino sobre la manera de perder el miedo a
los errores, sacado de un libro que la tenía entusiasmada. Puede resultar tremenda, pues son las
palabras de un hombre que espera una muerte próxima, Steve Jobs: “Remembering
that I’ll be dead soon is the most important tool I’ve ever encountered to help
me make the big choices in life. Because almost everything –all external expectations,
all pride, all fear of embarrassment or failure- these things just fall away in
the face of death, leaving only what is truly important. Remembering that you
are going to die is the best way I know to avoid the trap of thinking you have
something to lose. You are already naked.”
No
se trata de dramatizar, y plantearse situaciones extremas, pero sin duda para evitar
el miedo al fracaso es bueno entender que no tienes nada que perder. Educamos en
el perfeccionismo, en la búsqueda del producto perfectamente terminado, y al
fin, cuando el intérprete quiere ofrecernos el regalo de su música y quiere comunicar con su público, está más
pendiente de contentar las expectativas externas, a veces de satisfacer su vanidad,
casi siempre de evitar o disimular toda sombra de error, y olvida lo principal,
su mensaje. Entonces sufre, y le cuesta comunicar. Alguien debería darle a ese temeroso
joven la buena noticia: cuando acudimos a un concierto, la mayoría del público –yo
desde luego-, no esperamos perfección sino emoción. Por eso el miedo al error no
tiene ningún sentido, y me atrevo a lanzar aquí mi consejo a cualquier joven músico
que vaya a subirse a un escenario: ¡no seas perfecto, sé auténtico!
P.S. Le envío a Georgina esta entrada, y nos enredamos
hablando sobre el lugar del perfeccionismo… Creo que tendré que dedicar una nueva entrada este
tema próximamente.